Estimados visitantes,
Iba a hablar de mi aventura en las Bahamas en 2001 con la asociación Island Expedition.
De hecho, mucha gente me pide que vaya a este archipiélago caribeño por su ubicación y sus playas.
Esta asociación se ofrece a subir a bordo de sus barcos y ayudarles en su trabajo para que puedan continuar sus aventuras. La idea es traer a niños de todo el mundo, para concienciar a las generaciones futuras sobre el medio ambiente. Es un concepto fabuloso.
Así que me uní al equipo como guía acompañante, aportando mis conocimientos sobre mamíferos marinos y biología marina.
La asociación fue creada por dos hermanos, uno de los cuales vive en Nassau, la capital de Bahamas, y el otro en Londres.
Habiendo vivido con uno de los hermanos durante casi un mes, puedo asegurar que la experiencia no fue buena. Éramos dos personas (dos franceses) que llegamos al lugar, ambos conmocionados por este hermano. Al principio todo iba bien, pero sus exigencias y sus tediosas e ingratas tareas diarias se convirtieron en un verdadero calvario.
Por ejemplo, antes de salir al mar con el grupo, teníamos que ir a buscar comida para nosotros y el grupo y pedirla gratis. En otras palabras, ¡pedirla con el pretexto de una buena causa! Pero nunca era fácil. A menudo, las empresas empezaban a quejarse de este tiovivo y encontraban estos juegos un poco "fáciles". En el día a día, nos convertimos en auténticos "esclavos" de un hombre que carecía de inteligencia y personalidad. Siempre estaba buscando patrocinadores para financiar su asociación, pidiendo dinero a todo el mundo, haciendo publicidad para todas las empresas, con un objetivo muy concreto: ¡financiar su organización!
Ese mes, jóvenes estudiantes de Colorado, acompañados por sus profesores, pagaron mucho dinero para visitar las Bahamas. Por desgracia para ellos, fue un fracaso y una decepción ante la realidad. La logística fue catastrófica e incluso peligrosa. El primer día en barco, éramos demasiados en un pequeño velero y, al cabo de unas horas, el motor se incendió. Vuelta a empezar y un segundo viaje en un magnífico barco, más seguro y protegido, a cargo de la asociación (normal). Los profesores decidieron dejar de trabajar juntos tras una serie de problemas con la organización, robos, etc. Más tarde me enteré de que se había presentado una denuncia contra la asociación.
Mi amigo ya había puesto fin a su acuerdo con el hermano y se había quedado en Nassau para visitar la isla y reunirse con un par de amigos en su velero. Había decidido continuar el viaje con la esperanza de ver algunos delfines y aguantar hasta volver a la capital. Pero era difícil, porque tenía la mala costumbre de ser prepotente, egoísta, mentiroso y ladrón. Tuve que pagarle una pequeña cantidad de dinero por varios gastos (que obviamente iba a pagar), pero me confiscó la cámara. No me lo podía creer.
De todos modos, en cuanto regresé a la capital, me dirigí a reunirme con mi amigo y disfrutar de mis últimos días en la isla. Fue maravilloso.
He querido escribir este texto (quizás un poco tarde), para no presentarme voluntario a esta asociación y, sobre todo, para saber qué hermano estará allí. Si me pides consejo, y a cual elegir, estaré encantado de dártelo.
Pero debe saber que hay gente ahí fuera que puede aprovecharse de usted para promocionar su asociación en todo el mundo.
Hay que tener cuidado con el voluntariado y no dejarse obligar a hacer cosas difíciles o aceptar que no te quieran sólo por ser voluntario. Ten cuidado, porque ocurre. En detrimento de tu objetivo y del medio ambiente.
Atentamente.
Montreal, Quebec, Canadá, diciembre de 2006.
Julien Marchal